jueves, 20 de mayo de 2010

El argentino frente al espejo: ¿reflejo o distorsión?

Enfrentarse al espejo es tarea nada fácil. Algunos eligen no mirarse nunca y andar por la vida creyendo lo que los demás le dicen que son. Otros optan por mecanismos más sofisticados de mirarse sin mirarse: culpan al espejo de distorsionador por la imagen de lo que creen que no son, o ven lo que ven, pero siguen aceptando lo que no ven pero creen. La tarea nada fácil se vuelve crítica cuando enfrente de ese espejo hay millones que prefieren seguir creyendo que son lo que nunca fueron, en vez de asumir de una vez por todas lo que son…¡Argentinos, a las cosas, a las cosas!

Un espejo refleja una imagen, pero toda imagen es una construcción. Y vaya si nuestro país sabe de espejos y de imágenes. Nuestra identidad nacional fue erigida durante gran parte de sus 200 años de historia oficial – ¡Argentina y habitantes había hace rato!- sobre la base de imaginarios, que se presentaron como reflejo de ese gran espejo, Europa, y que aún hoy poseen una legitimidad asombrosa porque calaron hondo en la subjetividad colectiva.

En estos dos siglos las antinomias guiaron nuestra constitución como Nación, fogoneadas por un sector de la intelectualidad nacional que siempre eligió el espejo del Viejo Mundo para imitar un modelo que presuntamente nos llevaría a forjar un país serio. Con tal fin, crearon varias ficciones que, al menos, nos harían creer grandes.

La nación argentina se encuentra cimentada sobre varias de estas ficciones. Una de las que más influyó en la constitución del imaginario colectivo fue la idea de la existencia de un destino manifiesto plagado de grandeza, y acompañándola y en filita, las creencias que persisten como dogmas, aunque débiles ante una mínima prueba: “Tenemos los cuatro climas”; “Nuestra tierra es bendita”; “En Argentina tirás una semilla al piso y crece una planta”; “Acá nadie se muere de hambre”.

Estas reflexiones las escuchamos decir por años a nuestras familias y también seguramente las repetimos, hasta que las diversas crisis mostraron que en el “granero del mundo” hay mucha hambre. Y “hasta que” se transforma en “sin embargo”, porque estas presuntas verdades siguen resonando una y otra vez a pesar de que una y otra vez son refutadas.

La realidad opacó esa imagen de esplendor que construimos. Resulta tristemente célebre una frase que fue plasmada en la Ciudad de Buenos Aires durante la crisis de diciembre de 2001, que reza: “No somos nada, queremos serlo todo”.

Este graffiti, escrito paradójicamente sobre la base del Monumento al Quijote, nos despabila con la violencia de “un cross a la mandíbula (1)” del gran sueño de grandeza.


(1) Arlt, Roberto. Prólogo del libro Los lanzallamas, Editorial Losada, Buenos Aires, 1977.

3 comentarios:

  1. es increíble que pasen los añs y no podamos superar esa antinomia inconducente... Parece que formara parte del ADN nacional el estar enfrentados, "ellos o nosotros" es hijo de civilización y barbarie, y cada vez se van sumando más y más enemigos... ni somos los mejores, ni tenemos un destino de grandeza, tal vez ahí esté la génesis de tantos errores. Como decía Ortega y gasset, alguien que tiene la pampa y la llanura enfrente, poco esfuerzo le pondrá a superar obstáculos... nos acostumbramos a tenerlo todo, pero las rachas se terminan, no? Ojalá haya alguna reflexión seria sobre el momento en que vivimos, pero no la veo... saludos amig@s!

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  2. Hola Matichica! Coincido en todo con vos. Para muchos, y yo comparto, la antinomia es constitutiva de nuestra Patria.
    Te recomiendo un libro buenísimo, La Invención de la Argentina, que plantea que nuestro país nació a partir de una mentalidad divisoria y excluyente, que nos atraviesa y funda como nación y como argentinos.
    El libro es de un yanqui, Nicolás Shumway, y como ocurre con él, con Ortega y Gasset y con tantos otros pensadores extranjeros, nos brindan reflexiones críticas y acertadas sobre lo argentino, que nada tienen que ver con algunas de cosecha propia edulcoradas y best sellers, a lo Aguinis, sobre nuestra argentinidad. Es un placer contar con tus reflexiones!

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  3. Muy interesante blog! Siempre me subyugó la idea de que la dentidad argentina todavía se esta forjando, que ciertos clishes son solo eso y no parte de nuestra identidad... y que nos falta muchísimo para saber quienes somos!!! No creo que pudieran continuar tantas antinomias si en sus brechas se ubicaran muchos hechos y argumentos escondidos, entre otras cosas, por la negación. Mecanismo bastante común cuando la historia duele o cuando hay posiciones de privilegio que no se quieren abandonar. Yo creo que muchas de nuestras divisiones son causadas por una negación! Pero son ideas... Nunca me puse a estudiarlas seriamente aunque el tema de la identidad me atraviesa desde mi propio origen! El blog llegó hasta 2011?

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